lunes, 1 de febrero de 2010

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Con mis anteojos estadimétricos
veo las cosas solo como yo las puedo ver
se me interpolan las ideas
creo flotar en la geodesia
y volar formando curvas elípticas y parábolas.

Muy lejos quedan mi cuarto y mi casa
las superficies algebraicas de mi barrio.

Y allá voy como una mediatriz cruzando meridianos
atravesando sembraderos amarillos verdes y marrones
a través de limbos de cristal y enormes extensiones de axiomas
¡soy un polinomio interpolador!
Arquímedes una vez me dijo:
“No hay que abusar de las experiencias exponenciales”
creo que tiene razón
uno puede quedarse en la tangencia y nunca regresar.
Ahora descanso en la cumbre de un polinomio
y pienso en cómo volver a Siracusa
(por mar no conviene
porque seguro que allá está el loco de Arquímedes
incendiando barcos con sus espejos ustorios
por tierra me llevaría varios días
ya que tendría que atravesar los limbos y los sembraderos
escalar polígonos y poliedros
e intentar no perderme en los axiomas)
Voy a tener que volver a usar los anteojos
y correr el riesgo de quedar teodolito
¡allá voy!
¡Eureka!
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